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La química y el cine

El cine no se entendería sin la química. 

Ya desde sus inicios, el séptimo arte se basaba en procesos químicos encaminados a conseguir lo que entonces parecía cosa de magia: que los espectadores viesen imágenes en movimiento proyectadas en una gran pantalla.

Pero la química no solo ha servido para dar soporte físico al cine.

Los cineastas también recurren a ella en innumerables ocasiones como parte del argumento de sus películas.

Si quieres saber más sobre esta relación, en este artículo te contamos cuáles son los productos químicos más populares en el cine y qué hay de realidad y de ficción en sus apariciones.

Productos químicos de película

Vamos a ver cuáles son los productos químicos que encontramos con más frecuencia en nuestras películas favoritas.

Arsénico

Los venenos siempre han sido un recurso muy socorrido para los guionistas de cine.

Es uno de los métodos preferidos cuando un personaje quiere eliminar a su enemigo de forma silenciosa y sin dejar rastro.

Aunque, afortunadamente para el interés de la historia, esto último no siempre se cumple.

El veneno más popular en la gran pantalla es el arsénico. Tanto es así que incluso encontramos su nombre en el título de una de las mejores comedias de la historia: “Arsénico por compasión”, de Frank Capra.

¿Pero es tan letal como nos cuentan?

La respuesta es que sí, pero solo en altas dosis.

Por ejemplo, se necesitan entre 70 mg y 180 mg de trióxido de arsénico, uno de sus compuestos más comunes, para que la dosis sea mortal en una persona adulta, según señala la Agencia para las Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades.

Además, la muerte sobreviene tras varias horas como mínimo.

Así que las típicas escenas en las que la víctima cae fulminada tras dar solo un sorbo al café envenenado son pura ficción.

C-4 (explosivo plástico)

¿Qué sería del cine de acción sin las explosiones?

Todos hemos visto cientos de escenas en las que los protagonistas saltan por los aires mientras se desencadena tras ellos una gran detonación.

Entre los materiales explosivos que más aparecen en las películas se encuentra el C-4, un explosivo plástico usado en la ingeniería de minas y en la industria militar.

Las características principales del C-4 son:

  • Es un material estable: resistente a casi cualquier impacto físico. 
  • Es altamente maleable: por lo que se puede moldear para adaptarlo a distintos espacios, como si fuese arcilla o plastilina.
  • Gran velocidad de detonación: la velocidad de detonación que alcanza es de unos 8.050 m/s.

Así que Hollywood acierta al representar al C-4 como un explosivo muy potente.

Pero no tanto en la facilidad con la que los personajes lo hacen explotar. 

Para ello se necesita un detonador, no basta con disparar sobre él, prender una mecha y mucho menos lanzarlo sobre cualquier superficie.

Cloroformo

Otro producto químico que da mucho juego en las pantallas es el cloroformo.

Según vemos en muchas películas, poner un pañuelo impregnado con esta sustancia sobre la nariz y la boca de la víctima es suficiente para hacerla dormir profundamente durante un buen rato.

Vía libre, por tanto, para robar en su casa, secuestrarlo o cualquier otra fechoría con las que tanto disfrutan los directores y los espectadores.

Algunos de los films más famosos en los que se usa el cloroformo son:

  • Puñales por la espalda.
  • Hannibal.
  • Ace Ventura, un detective diferente.
  • King Kong.

Pero veamos qué dice la ciencia al respecto: el tricloruro de metilo (CHCl3) o cloroformo es un líquido que, efectivamente, tiene efectos sedantes y anestésicos.

De hecho, hasta los años 30 se utilizó como anestésico para las operaciones de cirugía. Hasta que fue sustituido por otros productos más seguros.

Ahora bien, eso no significa que su efecto sea tan inmediato como se ve en las películas. Para dejar inconsciente a alguien se necesitaría una exposición a la sustancia de al menos cinco minutos.

Óxido nitroso

Este compuesto tiene muchas aplicaciones en el sector de la química.

Pero en el cine, su uso más conocido es el que hacen los protagonistas de la saga sobre carreras ilegales Fast and Furious.

En estas películas, los corredores modifican sus coches para añadir un kit de este gas, el N2O. Y cuando necesitan un plus de potencia extra, pulsan un botón y el gas se inyecta al motor, consiguiendo aumentar vertiginosamente la velocidad de sus bólidos. 

Como puedes imaginar, en las películas este efecto está muy exagerado.

En la vida real, los kits de óxido nitroso que se comercializan tienen limitada su potencia para que no supongan un peligro para la circulación ni dañen al motor.

Según el modelo de coche que tengas, puedes ganar entre 60 y 100 caballos para esos momentos en los que necesitas una aceleración más rápida.

Perfumes

Como se ilustra muy acertadamente en la película El Perfume, para fabricar estas esencias es necesario aplicar procesos químicos.

En la época en la que se desarrolla esa historia, el siglo XVIII, se usaba un alambique para producir un efecto de destilación por arrastre de vapor.

Hoy en día se utilizan métodos más avanzados, como la extracción por CO2 supercrítico. Es decir, un estado intermedio entre líquido y gas que sirve como disolvente para separar sustancias.

Hidróxido de litio

Si has visto Apolo XIII, sabrás que los miembros de esta tripulación estuvieron a punto de morir a causa del incendio producido en un tanque de oxígeno del módulo de servicio.

Este incidente hizo que los astronautas tuviesen que volver de emergencia a la Tierra a bordo del módulo lunar, que no tenía suficiente capacidad para purificar todo el dióxido de carbono que generaban.

La solución fue adaptar los filtros de hidróxido de litio del módulo de comando para poder seguir respirando, usando cinta americana, trozos de traje y otros materiales que encontraron a su alcance.

Química y cine: ¿realidad o ficción?

Está claro que no todo lo que nos cuentan en el cine es cierto.

Muchas veces tenemos que olvidarnos de las leyes de la ciencia para disfrutar al máximo de las películas.

Y la química no es una excepción.

Tenemos que ser conscientes de que estamos viendo una obra de ficción. Y como tal, los productos químicos que aparecen en las películas no se representan con mucho rigor.

Pero aún así, incluso en las escenas más fantasiosas suele haber una pequeña base científica, como has comprobado en este artículo.

Por eso, el cine es un gran medio para acercar la química al público general, siempre que la información se tome con precaución y se complemente con otras fuentes más rigurosas.

Si quieres ampliar información sobre los productos químicos que comercializamos en Grup Barcelonesa, puedes ponerte en contacto con nosotros rellenando este formulario.

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